Nuestro protagonista desoyó el auxilio de un amiguito, pero recapacitó, lo buscó y lo asistió y todo esto le alivió el corazón y le llenó de felicidad. Un cuento para PENSAR, con unas ilustraciones preciosas.
Por último y para entrar en calor qué mejor que una piruleta de chocolate.
Los niños y la seño encantados.
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